Renoir vivía momentos de autentica pobreza, siendo sus únicos ingresos los retratos. Llego a participar en una subasta en el Hotel Drouot con una colección de cuadros, pero resulto un fracaso. Encontró un mecenas, Victor Chocquet, a quien conoció en 1875, entablando una gran amistad y quien le encargo varios retratos de miembros de su familia.
En la “2ª exposición impresionista” de 1876, destaca el hecho de que de sus quince obras, doce eran retratos. Pese a las dificultades económicas, prospero y ya con cuarenta años, con graves problemas de salud, era famoso y apreciado.
En 1881 Paul Durand-Ruel empezó a adquirir sus obras, lo que le permitió liberarse de los problemas económicos. Ahora los problemas pasaron a ser artísticos, al considerar que el impresionismo no podía aportarle nada nuevo, por lo que entre 1881 y 1882 viaja a Italia, donde recibe la influencia del arte clásico y renacentista, orientando su estilo hacia una obra más formal, combinando el instante del impresionismo con la imponencia del arte clásico. También viajo a Argelia en 1881 y 1882, atraído por su luminosidad.
En 1885 tuvo un primer hijo, Pierre, con Aline Charigot, a quien conoció en 1880. Con la exposición del año 1886 en Nueva York, creció la demanda de su obra.
Pero en el invierno de 1888-1889 sufre una parálisis facial temporal. Se caso con Aline en 1890, y fue un matrimonio feliz, que tuvieron tres hijos, Pierre, en 1885, Jean, en 1894, famoso director de cine, yClaude (“Coco”), en 1901. En esta década de 1890 sufrió ataques reumáticos que le hicieron sentirse viejo.
En 1892 viajo por España, visitando museos y galerías, y Paul Durand-Ruel le organiza una exposición retrospectiva. En 1896 visitó Alemania y se compro una casa en Essoyes. Esta casa y su estudio de Paris eran los lugares donde realizaba su actividad pictórica.
En 1897 sufrió un accidente en el que se rompió un brazo, lo que empeoro más su salud. Pero ello no le impidió viajar en el año 1898 a los Países Bajos.
En 1900 recibe del gobierno francés el título de Caballero de la Legión de Honor, reconociéndole como uno de los artistas más eminentes de Francia.
En 1907 se compro un terreno en el que construyo su última residencia, junto a Niza, en Cagnes-sur-Mer, casa que hoy es su museo.
Ya en 1910 su reumatismo le obligaba a sujetarse los pinceles con esparadrapo. Y en 1912 sufre una parálisis, postrándole en una silla de ruedas. Pero continúo pintando sin descanso, aunque necesitara que le pusieran el pincel entre los dedos. También empezó a dedicarse a la escultura, aunque se limitara a dirigir a sus ayudantes. Tampoco debe olvidarse que el reuma le producía dolores terribles.
En estos últimos años, ya gravemente enfermo, evocó una especie de paraíso terrenal, pintando desnudos voluptuosos, en un trabajo para satisfacer su amor por el arte. La muerte de su mujer en1915 le sumió en una profunda depresión. En 1919, con setenta y ocho años, fall
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