viernes, 24 de septiembre de 2010

El Barroco en Cantabria
Casonas Montañesas
Palacios Cántabros

Iglesia de Rucandio

Palacio  de Soñanes en Villacarriedo Palacio  de Elsedo en Pámenes ( Liérganes )

El barroco llega tarde a Cantabria, prolongándose entre los siglos XVI y XVIII ( a veces llega hasta el XIX ) y se caracteriza por su mezcla con el tardogótico y el clasicista de periodos anteriores. El auge de la arquitectura civil, no comparable a otras regiones, se basa en la profusión de numerosos palacios y casas señoriales, muchas construidas por indianos. Desde el mapa puedes visitar las principales obras barrocas, como los palacios de Soñanes ( Villacarriedo ), Donadío ( Selaya ), Elsedo ( Liérganes ), Gómez de Bárcena ( Saro )... Para una visita más completa, debes entrar a cada municipio por separado. También encontrarás numerosas muestras en los conjuntos históricos monumentales.

Homero (en griego antiguo Ὅμηρος Hómēros; c. siglo VIII a. C.) es el nombre dado al poeta y rapsoda griego antiguo al que tradicionalmente se le atribuye la autoría de las principales poesías épicas griegas — la Ilíada y la Odisea—. Desde el periodo helenístico se ha cuestionado si el autor de ambas obras épicas fue la misma persona; sin embargo, anteriormente no sólo no existían estas dudas sino que la Ilíada y la Odisea eran considerados relatos históricos reales.

No cabe duda que es el pilar sobre el que se apoya la épica grecolatina y, por ende, la literatura occidental.

la enciclopedia

Una enciclopedia (griego: ἐνκύκλιos παιδεία [enkyklios paideia], 'instrucción en un círculo' )? es un texto que busca compendiar el conocimiento humano. La enciclopedia reúne y divulga datos especializados o dispersos que no podrían ser hallados con facilidad y que presentan un importante servicio a la cultura moderna.[1]

La noción más moderna de enciclopedia de propósito general y de amplia distribución data de la época de Denis Diderot y los enciclopedistas del siglo XVIII. El mayor hito del periodo de la Ilustración del siglo XVIII es la Encyclopédie compilada por un grupo de escritores y hombres de ciencia franceses. De manera plenamente consciente, estos hombres estaban dando la espalda tanto a la religión como a la metafísica como fuentes de conocimiento, viendo en la ciencia pura una nueva fuerza motriz intelectual. Reunieron en una vasta obra todos los conocimientos científicos de la época, no como un mero registro alfabético, sino como un relato del modo científico de enfrentarse al mundo.

Estos escritores esperaban forjar un poderoso instrumento para luchar contra el oscurantismo de las autoridades políticas y religiosas. La mayoría de las figuras culturales y científicas de la época colaboraron en esa empresa, destacando D'Alembert, Diderot y Voltaire.

Absolutismo

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Para otros usos de este término, véase Absolutismo (desambiguación).
Luis XIV de Francia, ejemplo de rey absolutista, pintura de Hyacinthe Rigaud.

El absolutismo es una forma de gobierno en la cual el poder del dirigente no está sujeto a ninguna limitación institucional que no sea la ley divina.[1] Es un poder único desde el punto de vista formal, indivisible, inalienable, intranscriptible y libre. Los actos positivos del ejercicio del poder (legislación, administración y jurisdicción) se apoyaron en la última instancia de decisión: la suprema monarquía, emanando de ella, no estando por encima si no por debajo.[2]

En términos kantianos el poder absoluto consiste en que "el soberano del Estado tiene con respecto a sus súbditos solamente derechos y ningún deber (coactivo); el soberano no puede ser sometido a juicio por la violación de una ley que el mismo haya elaborado, ya que está desligado del respeto a la ley popular (populum legis)".[cita requerida] Según Bobbio, esta definición es compartida por todos los naturalistas como Rosseau o Hobbes.[3]

Abarcó los siglos XVI, XVII, XVIII y la primera mitad del XIX, cuando las revoluciones burguesas de 1820, 1830 y 1848 acabaron con la Restauración del Congreso de Viena. Como excepción a esta caducidad del absolutismo se debe citar al Imperio ruso, donde los zares mantuvieron su práctica hasta la Revolución Bolchevique de 1917.

La teoría del derecho divino del poder real o del absolutismo teológico nació en Francia en el último cuarto del siglo XVI y en el ambiente de las guerras de religión. Aunque en Europa la divinización del monarca nunca llegó tan lejos como en Asia (donde en algunos países se identificaba al rey con el mismo Dios) el rey siempre tuvo cierto poder sobre las iglesias nacionales a través del regalismo.

Tomas Hobbes

En su obra Leviathan Tomas Hobbes contribuye a nutrir las corrientes del despotismo ilustrado, que veía al estado, como garante y tutor del pueblo que sufría un estado de minoría de edad permanente. La soberanía residía en el Estado representado este en el rey, quien era responsable del bienestar de su pueblo, pero sin hacerlo participar en las soluciones.

[editar] Charles de Secondat, barón de Montesquieu

Como presidente del Parlamento de Burdeos, Montesquieu ejerció una considerable influencia en la formación de la conciencia burguesa que se estaba formando en el siglo XVIII. En realidad, era un aristócrata conservad

El espíritu de las leyes es considerada su obra más importante y fue el ideario político la nueva generación. En ella explica cómo las leyes derivan de una serie de factores físicos, sociales e históricos: "las leyes tienen sus leyes". Éstas tienen su propia grandeza, incluso frente a la debilidad de los legisladores. Existen, según Montesquieu, tres formas de gobierno (republicana, monárquica y despótica), y la mejor será aquélla en que estén separados los tres poderes: legislativo (el que hace las leyes), ejecutivo (el que las hace cumplir) y judicial (el que dictamina la justicia).

El poder legislativo debía estar en las asambleas parlamentarias (formadas por la aristocracia), que actuarían además como intermediarias entre el ejecutivo (monarca) y el resto de la nación. Montesquieu fue el proclamador en el continente de las ideas políticas del filósofo inglés John Locke.

[editar] François Marie Arouet (Voltaire)

Voltaire en la corte de Federico II de Prusia.

Ya anciano, desde su castillo de Fresnay, Voltaire fue el "rey" de toda la Europa intelectual. Sus cartas llegaron a todos los salones ilustrados y fueron leídos con avidez y admiradas. Introdujo en Francia la filosofía de Newton con una prosa fácil y brillante. Se negó a resolver los grandes problemas metafísicos y con su espíritu agudo trató todos los problemas del hombre de su tiempo. Fue el principal impulsor y representante del Siglo de las luces. Según Voltaire, una política fuerte es la salvaguardia de la libertad. No cree en la igualdad y le parece beneficiosa la jerarquía social.

Considera la educación como fundamental para el progreso, pero no debe generalizarse. En religión es deísta, es decir, cree en un Ser Supremo, pero lo relega a la función de Creador o primer motor de la existencia. Es además, profundamente anticlerical ("hay que tener una religión y no creer en los sacerdotes"), partidario de las reformas administrativas y civiles (prohibición de la tortura, de la pena de muerte y de las detenciones arbitrarias; mejora de los repartos de impuestos; unidad legislativa y supresión de aduanas interiores). En sus obras Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones y el Diccionario filosófico ataca los grandes principios de la época y combate el despotismo y la autoridad.

[editar] Jean-Jacques Rousseau

Tanto como Montesquieu com Voltaire representaban la tendencia racionalista de los ilustrados, pero se produjo también una reacción de carácter naturalista, cuyo representante francés más destacado fue Jean Jacques Rousseau. La personalidad ardiente y apasionada de Rousseau le llevó a desdeñar los principios fríos y racionalistas de sus antecesores ilustrados. Las primeras obras de este pensador que alcanzaron resonancia fueron las de carácter social y pedagógico: Nueva Eloísa y Emilio, en las que exponía la virtud de un retorno a la naturaleza, desplegando las naturales cualidades humanas del amor, generosidad y piedad, y abandonando la educación intelectualista por otra basada en los conocimientos físico - naturales y artísticos.

Sus opiniones religiosas son menos audaces que las de Voltaire y Diderot, no así sus ideas políticas, que expone en El discurso sobre la desigualdad y en El contrato social. El hombre, para Rousseau, es naturalmente bueno, pero la civilización lo corrompe. La iniquidad comenzó con el primero que dijo "eso es mío", dando origen a la propiedad, y con ella a esta sociedad. El "Contrato" es un pacto mutuo que une a un hombre (el gobernante) con todos (los gobernados). El régimen perfecto es el democrático, en el que todos los ciudadanos participan de la soberanía, que es la ley como resultado de la voluntad general. La libertad no es más que la obediencia a estas leyes.

[editar] Consecuencias

Monarquía parlamentaria

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Monarquía constitucional / parlamentaria Monarquía de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) Monarquía semi-constitucional Monarquía absoluta Entidad monárquica a nivel sub-estatal

La monarquía parlamentaria es la forma de gobierno común en muchas democracias occidentales actuales, en la que el rey ejerce la función de Jefe del Estado bajo el control del poder Legislativo (Parlamento) y del poder Ejecutivo (Gobierno), es decir, el rey reina pero no gobierna (expresión debida a Adolphe Thiers).[1] Las normas y decisiones emanadas del Parlamento regulan no sólo el funcionamiento del Estado sino también la actuación y funciones del propio rey.

Es muy usual, incluso en la bibliografía de las ciencias políticas, identificarla con otro tipo de monarquía, la monarquía constitucional, aunque ésta tiene una característica bien distinta, y es que permite reservar una mayor capacidad y funciones al rey, que retiene gran parte del poder, por ejemplo, controlando al poder ejecutivo.

En la mayoría de las monarquías parlamentarias actuales la autonomía y poderes del monarca están muy limitados y recortados, pudiendo el Parlamento en cualquier momento tomar decisiones que obliguen a su cumplimiento por parte del Rey. Las excepciones a estas limitaciones generalizadas son puras reminiscencias históricas que se mantienen por tradición en algunas monarquías más antiguas, aunque normalmente se refieren a temas de poca trascendencia para la vida política del país. La toma efectiva de decisiones se mantiene en el Gobierno y en las distintas cámaras de representación parlamentaria, que en una monarquía parlamentaria son considerados los depositarios de la soberanía popular.

En este tipo de sistema político el monarca sanciona las leyes y decretos que le son presentados para firmar por parte del Gobierno y Parlamento.

Suele ser habitual en una monarquía parlamentaria que el monarca disfrute de privilegios en función de su papel como máximo representante del país y Jefe del Estado. Estos privilegios suelen referirse no sólo al mantenimiento económico de la familia real y su seguridad, sino también a cuestiones de inmunidad jurídica, etcétera, que por afectar a uno de los principales órganos de representación del Estado, suelen venir regulados por una Constitución o una norma similar de carácter fundamental en Derecho.

carlos iv

Carlos V (Gante 1500-Yuste 1558):
Primer monarca español de la casa de Austria, nace en Gante el 24 de febrero de 1500. Era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana de Castilla y nieto por línea materna de los Reyes Católicos. Por incapacidad de su madre heredó el trono de España a la muerte de su abuelo, el rey Fernando, en 1516. En marzo del mismo año, Carlos de Gante fue proclamado rey de Castilla y Aragón en la iglesia de Santa Gúdula de Bruselas. Carlos había sido educado en Gante por Guillaume de Croy, señor de Chièvres (1458-1521), y por Adriano de Utrech, que más tarde sería papa con el nombre de Adriano VI. Viajó a España para hacerse cargo de su reino sin conocer la lengua castellana y acompañado del todopoderoso Guillaume de Croy. Había sido escoltado desde Flesinga por tres escuadras de Holanda, Zelanda y España. En conjunto 40 naves gruesas y 12 naves menores. Desembarcó en la villa asturiana de Tazones (cerca de Villaviciosa), en lugar de Santander donde le aguardaban las autoridades para la recepción de bienvenida. Según García Cárcel, la llegada a Tazones se debió a un error de los pilotos vizcaínos. El regente Cisneros había salido al encuentro del rey, pero al llegar a Roa le sorprendió la muerte, aunque ya anteriormente Carlos le había relevado de todos sus cargos. En 1518 otorgó las primeras licencias para la venta de esclavos hacia las Indias. En cien años, constituyeron el diez por ciento de la población de los virreinatos españoles.

Es nombrado emperador (1520):
En 1519, al morir su abuelo paterno el emperador Maximiliano de Austria, heredó los estados de la casa de los Habsburgo. Fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico en Aquisgrán, ante la tumba de Carlomagno, el 20 de octubre de 1520, con lo que se convirtió en el soberano más poderoso de Europa. El carácter religioso del título marcaría su política posterior. Lo que le importó fue hacer prevalecer una Europa cristiana al frente de la cual había sido elegido él mismo, designado por la deidad.

Entretanto en España surgió en Castilla la llamada Guerra de Comunidades, como protesta por las imposiciones de los gobernantes extranjeros. Los comuneros fueron derrotados por los imperiales el 23 de abril de 1521 en Villalar. Sus jefes, Bravo, Maldonado y Padilla fueron ejecutados. Más tarde se produjo en Levante el movimiento de las Germanías -o "hermandades de menestrales"- contra la nobleza y sus privilegios. El movimiento también fue vencido.

Numerosas Guerras:
Carlos V sostuvo seis guerras con Francia; en la primera derrotó a los franceses en la batalla de Pavía (1525), haciendo prisionero al rey Francisco I.

Durante la segunda guerra con Francia el papa Clemente VII (1483-1546) miembro de la familia Medici, que había sucedido al papa Adriano VI en 1523, receloso del empuje imparable de Carlos V, se alió con Francisco I, Venecia, Florencia, Milán y Enrique VIII en la Liga de Cognac (1526). La respuesta del Emperador provocó el violentísimo Saco de Roma (1527) a manos de los lansquenetes alemanes, dirigidos por el condestable de Borbón, haciendo prisionero al papa. Tras la paz de Cambray o de las Damas, el Papa corona por dos veces a Carlos V (22 y 24 de febrero de 1530) como emperador en Bolonia. Clemente VII no llevó a cabo el último intento de Carlos V de convocar un concilio que hiciera posible un acuerdo con los luteranos.

Ese mismo año se produce la apertura de la Dieta de Aubsburgo, que da lugar a la ruptura entre católicos y protestantes. Las 95 tesis de Lutero, relativas a las indulgencias, se habían hecho públicas por primera vez en 1517 en la iglesia de Wittemberg. Sus teorías habían convencido a muchos alemanes. En 1531 se inicia la guerra entre los príncipes protestantes y Carlos V. En 1532 como consecuencia de una caída durante un viaje a Ratisbona sufre su primer ataque de gota que se repetirán con frecuencia durante los años cuarenta. Enrique VIII de Inglaterra provoca el cisma con Roma. Tras las dietas de Worms y Spira, los enfrentamientos entre católicos y protestantes desembocaron en una guerra: En la batalla de Mülberhg (1547), los imperiales derrotan a las tropas protestantes del elector Federico de Sajonia. Cuatro años más tarde estuvo a punto de caer prisionero en Innsbruck y tuvo que asumir el fracaso del sitio de Metz, para el que había logrado reunir con muchos apuros económicos un gran ejército que fue diezmado por por el frío y las enfermedades. Tuvo que reconocer más tarde, con la paz de Augsburgo (1555), la libertad religiosa a ambos bandos. Enrique II de Francia (sucesor de Francisco I en 1547) consiguió unir un extraordinario ejército, al que se unió el príncipe Mauricio de Sajonia (compañero de armas del Emperador). Carlos V se conformó con conservar a los Países Bajos fuera del dominio francés y abandonó su plan para que Felipe II le sucediera como Emperador. En enero de 1553 el ejército de Enrique II (1519-1559) había avanzado sobre el Imperio Germánico tomando Metz, Toul y Verdún. Fue derrotado en San Quintín (1557), tomó Calais (1558) y en 1559 firmó con Felipe II la Paz de Chateau-Cambresis.

Pizarro Expansión del imperio en el Nuevo Mundo:
Su pasión y verdadero mundo es Europa. En 1533 Francisco Pizarro toma Cuzco, capital del imperio Inca. En 1541 los españoles logran someter a los mayas. El vasto imperio que le ofrece Hernán Cortés no le impresiona, salvo en las ingentes cantidades de oro y plata que llegan a Sevilla, para él siempre insuficientes. En 1540 Valdivia inicia su marcha hacia Chile y funda Santiago, centro de sus exploraciones, en 1541. El 25 de octubre de 1555, en el palacio de Bruselas, en el acto de abdicación solemne de los Países Bajos dice:

    "Nueve veces fui a Alemania la Alta, seis he pasado en España, siete en Italia, diez he venido aquí a Flandes, cuatro en tiempos de paz y de guerra he entrado en Francia, dos en Inglaterra, otras dos fui contra Africa, las cuales son todas cuarenta, sin otros caminos de menos cuenta, que por visitar mis tierras tengo hechos. Y para esto he navegado ocho veces el mar Mediterráneo y tres el océano de España, y agora será la cuarta que volveré a pasarlo para sepultarme; por manera que doce veces he padecido las molestias y trabajos de la mar".

En enero de 1556 tuvo lugar la abdicación de los reinos de Castilla y Aragón, Sicilia y Nuevas Indias en sus habitaciones privadas, renunció a la Corona de España a favor de su hijo Felipe II, y el imperio de Alemania a favor de su hermano Fernando II. A mediados de septiembre de 1556 emprende el último viaje de su vida. Partió del puerto de Flesinga en los Países Bajos y las 56 naves que componían la flota llegaron a Laredo el 28 del mismo mes.

    Las gestiones pacificadoras de Juan Luis Vives (1492-1540):
    Preocupado por las contiendas que dividían Europa y soñando obtener la paz entre los reinos cristianos redactó una serie de cartas-opúsculos. Una al papa Adriano VI sobre el malestar y los disturbios de Europa, donde reclamaba la pronta reunión de un Concilio que pusiere fin a tanta división. Las guerras entre Francisco I y Carlos V le movieron a escribir dos cartas a Enrique VIII como posible mediador. A Juan Longland, confesor del Rey de Inglaterra, escribía en 1524 sobre los obstáculos y remedios para conseguir la paz. En 1529 publicaba De Pacificatione. Pero en esta línea su obra más ambiciosa es De Concordia et Discordia in Humano Genere (1529), dirigida al César Carlos V. En ella le dice que Europa, asolada por tantas guerras, «de ninguna otra cosa necesita con más agudo apremio que de su inmediato apaciguamiento y concordia» y en la que dibuja también el panorama de las causas de la discordia y la imagen del príncipe ideal. [...] En 1522 fue propuesto para desempeñar la Cátedra vacante en Alcalá por la muerte de Nebrija, con un sueldo de 200 florines de oro anuales; pero no aceptó. Al año siguiente se traslada a Inglaterra. En Oxford explicó Humanidades y Jurisprudencia. Su amistad entrañable con Enrique VIII y Catalina de Aragón llegó, según el testimonio de Wood y Vossio, a que los reyes y la corte acudieran a las clases de Vives. [...] En 1528, con motivo de la separación de Enrique VIII de su esposa Catalina de Aragón para unirse a Ana Bolena, abandonó definitivamente la corte inglesa. (R.Marín)

Retiro en el monasterio de Yuste (Extremadura):
Permaneció alojado varios meses en el palacio que los duques de Oropesa tenían en Jarandilla. Esperaba a que acabaran las obras del palacete que había mandado a construir adosado al monasterio. Le acompañaba el retrato de Isabel de Portugal que pintó Tiziano. Mirándolo, lamentaba que los asuntos de estado le hubieran alejado de ella tanto tiempo (la mitad de los trece años que duró el matrimonio). Murió el 21 de septiembre de 1558 de unas fiebres palúdicas que contrae en Yuste.

Tenía algunas cualidades destacables, sombras defectuosas y profundas debilidades. Más allá de su probada honestidad y coherencia como hombre de Estado, alcanzó una profunda perspicacia en el conocimiento y uso de los otros hombres. Fue melancólico, piadoso y audaz. Desde el punto de vista religioso, trató de llegar a un acuerdo que conciliara la reforma que la iglesia necesitaba con los intereses del papado, pero no lo consiguió. Cuando la reforma se produjo en oposición al papado y las posiciones se radicalizaron, no dudó en situarse del lado de la ortodoxia.

Galeón Interpretación de los liberales (1835):
El primer gran desastre lo había representado Carlos V, quien pisoteó las libertades en España. Esta fue básicamente una interpretación libre de la revuelta de los comuneros (1520-1521), en la que las principales ciudades del norte de Castilla protestaron en contra de ciertos aspectos de las políticas de Carlos, aunque finalmente fueron derrotadas en la batalla de Villalar. Una frase clave utilizada por Argüelles fue: "Perecen las libertades públicas en los campos de Villalar". En su Examen histórico de 1835, Argüelles sentó las líneas de la interpretación liberal. La más alta nobleza traicionó al pueblo y ayudó al rey a aplastar la rebelión popular. Carlos aprovechó la oportunidad para ejecutar a sus opositores y el reino quedó "a discreción del rey", quien ahora era absolutista. Carlos completó su triunfo al volverse contra los nobles y excluirlos de las Cortes en 1538. Esta opresión dio paso a "una nueva era en que la nación comenzó a decaer rápidamente". El mito de la "decadencia" se puso así en marcha. En el caso de que el emperador obtuviera logros políticos y militares en Europa, éstos eran meramente una falso "brillo". Modesto Lafuente puso por escrito la versión liberal definitiva. Su presentación, que reinó de manera absoluta hasta comienzos del siglo XX, e incluso puede encontrarse en nuestros días en algunos escritos sobre historia española, comenzaba con la premisa básica de una España arruinada por los soberanos extranjeros y sometida al absolutismo extranjero. Lógicamente, la solución se encontraba en el rechazo a la monarquía y en el apoyo a las tradiciones democráticas esenciales de España. "El reinado de Carlos V -expuso Lafuente con firmeza- nos admira pero no nos entusiasma". Tenía dos razones. En lo político, el régimen Habsburgo era tiránico, debido a que había destruido las instituciones representativas que Castilla había heredado de la Edad Media. "Perecen las libertades públicas de Castilla en los campos de Villalar. Fue la última protesta armada de la libertad contra la opresión". La conclusión de Lafuente no pudo haber sido más enérgica:

    Las libertades españolas, cuya conquista había costado tan heroicos sacrificios, tan preciosa sangre por espacio de siglos, fueron ahogadas en sangre española por dos príncipes de origen extranjero. En política esto fue lo que debió España a los dos primeros soberanos de la casa de Austria. (Lafuente)

En cuanto a lo económico, los Habsburgo llevaron a la ruina a una nación que había sido próspera. Los españoles, bajo la soberanía de Carlos V, estaban

    ofuscados por el brillo de las adquisiciones y de las hazañas, iban olvidando poco a poco la pérdida de sus libertades, la emigración de sus tesoros y de sus hijos, con cuya sangre se compraban aquellos lauros. Aquí se paralizaba la industria interior, y se agotaba la sangre de los hombres. Obstinada la dinastía austriaca en dominar Europa, despobló la España, sacrificó sus hijos, agotó sus tesoros y agotó sus libertades políticas. (Lafuente)

Emilio Castelar, historiador y presidente de la Primera República, miró hacia atrás en 1876 para ver, sin simpatía, "aquel gran cadáver que era la España absolutista" de los Habsburgo. En cuanto a este panorama, la única voz que disentía era la del escritor Angel Ganivet, quien en su Idearium (1897) presentó un punto de vista bastante diferente sobre Villalar. Para él, los comuneros representaban el pasado tradicional y regional, y temían aceptar la nueva Europa progresista representada por Carlos V. Esta interpretación corregida sobre el emperador, la cual recibió el apoyo de la nueva revaluación conservadora del papel "imperial" del emperador, empezó a reemplazar, a comienzos del siglo XX, la anterior visión liberal. (Henry Kamen)


Carlos V Parte sobre la persecución de la herejía luterana. Codicilo, Yuste (1558):
[... ] mandará proseguir en ello hasta que se ponga en execución, todavía por lo que debo al servicio de nuestro Señor, ensanchamiento de su Fee y conservación de su yglesia y Religión Christiana, en cuya deffensión he padecido tantos y tan grandes trabajos y menoscabo de mi salud, como es notorio, y por lo mucho que desseo quel Rey, mi hijo, como tan cathólico haga lo mismo, como lo confío de su virtud y christiandad, le ruego y encargo, con toda la instancia y vehemencia que puedo y devo, y mando como padre, que tanto le quiere y ama, por la obediencia que me deve, tenga desto grandíssimo y special cuydado como de cosa más principal y en que tanto le va, para que los ereges sean pugnidos y castigados con toda demostración y rigor, conforme a sus culpas, y esto sin excepción de persona alguna, ni admitir ruego, ni tener respecto a nadie, y que para effecto dello favorezca y mande favorecer el santo Officio de la Inquisición, por los muchos y grandes daños que por ella se quitan y castigan, como por mi testamento se lo dexo encargado. Por que demás que en hazello assi, cumplirá con los ques obligado, nuestro Señor encaminará sus cosas y las favorecerá y deffenderá de sus enemigos y dará buen sucesso en ellas, y a mí, grandíssimo descanso y contentamiento.

carlos tercero

Carlos III de España

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Carlos III de España
Rey de España
Rey de Nápoles y Sicilia
Duque de Parma, Piacenza y Castro
Charles III of Spain.jpg

10 de agosto de 1759 - 14 de diciembre de 1788
Predecesor Fernando VI
Sucesor Carlos IV

Nacimiento 20 de enero de 1716
Madrid, Bandera de España España
Fallecimiento 14 de diciembre de 1788
(72 años)
Madrid, Bandera de España España
Entierro Cripta Real del Monasterio de El Escorial
Consorte María Amalia de Sajonia
Descendencia véase Matrimonio e hijos
Residencia Palacio Real de Madrid
Casa Real Casa de Borbón
Padre Felipe V
Madre Isabel de Farnesio

Escudo  de Carlos III de España

Carlos III de Borbón llamado El Político (Madrid, 20 de enero de 1716 – Ibid., 14 de diciembre de 1788), fue Duque de Parma (como Carlos I) entre 1731 y 1735, rey de Nápoles y Sicilia (como Carlos VII) de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte.

Era el tercer hijo varón de Felipe V, el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel de Farnesio, por lo que fue su medio hermano Fernando VI, quien sucedió a su padre en el trono español. Carlos sirvió a la política familiar como una pieza en la lucha por recuperar la influencia española en Italia: heredó inicialmente de su madre los ducados de Parma, Piacenza y Toscana (1731); pero más tarde, al conquistar Felipe V el Reino de Nápoles y Sicilia en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733–1735), pasó a ser rey de aquellos territorios con el nombre de Carlos VII. Contrajo matrimonio en 1737 con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia.

fernando sexto

Fernando VI de España

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Fernando VI de España
Rey de España
Ferdinand VI 2.jpg
Retrato de Fernando VI como Príncipe de Asturias, por Jean Ranc (c. 1731). Óleo sobre lienzo, 88 x 72 cm
(Museo Naval, Madrid).
Reinado 9 de julio de 174610 de agosto de 1759
Nacimiento 23 de septiembre de 1713
Madrid, Bandera de España España
Fallecimiento 10 de agosto de 1759
(45 años)
Villaviciosa de Odón, Bandera de España
Entierro Convento de las Salesas Reales
Predecesor Felipe V
Sucesor Carlos III
Consorte Bárbara de Braganza
Casa Real Casa de Borbón
Padre Felipe V
Madre María Luisa Gabriela de Saboya

Escudo  de Fernando VI de España
Busto de Fernando VI, por Olivieri (R.A.B.A.S.F., Madrid).
Mausoleo de Fernando VI (Iglesia de S. Bárbara, Madrid).

Fernando VI de Borbón (Madrid, España, 23 de septiembre de 1713Villaviciosa de Odón, provincia de Madrid, 10 de agosto de 1759), llamado el Prudente o el Justo, rey de España desde 1746 hasta 1759, cuarto hijo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya. Se casó en la Catedral de San Juan Bautista de Badajoz con Bárbara de Braganza en 1729, que fue Reina de España hasta su muerte en 1758.

Contenido

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[editar] El reinado

Cuando llegó al trono, España se encontraba en la Guerra de Sucesión Austriaca, que terminó al poco tiempo ( Paz de Aquisgrán, 1748) sin ningún beneficio para España. Comenzó su reinado eliminando la influencia de la reina viuda Isabel de Farnesio y de su grupo de cortesanos italianos. Establecida la paz, el rey impulsó una política de neutralidad y paz en el exterior para posibilitar un conjunto de reformas internas. Los nuevos protagonistas de estas reformas fueron el Marqués de la Ensenada, francófilo; y José de Carvajal y Lancaster, partidario de la alianza con Gran Bretaña. La pugna entre ambos terminó en 1754, al morir Carvajal y caer Ensenada, pasando Ricardo Wall a ser el nuevo hombre fuerte de la monarquía.

El 30 de agosto de 1749, Fernando VI autorizó una persecución con el fin de arrestar y extinguir a los gitanos del reino,[1] conocida como la Gran Redada.

Mediante la ordenanza del 2 de julio de 1751 prohibió la masonería.[2]

[editar] Los proyectos de Ensenada

La labor más importante durante el reinado fue llevada a cabo por el Marqués de la Ensenada, secretario de Hacienda, Marina e Indias. Planteó la participación del Estado para la modernización del país. Para ello era necesario mantener una posición de fuerza en el exterior para que Francia y Gran Bretaña considerasen a España como aliada, sin que ello supusiese una renuncia de Gibraltar. También se le atribuye la planificación secreta de la Gran Redada, con el fin de arrestar a todos los gitanos del reino.

Entre sus proyectos reformistas encontramos:

  • El nuevo modelo de la Hacienda, planteado por Ensenada en 1749. Intentó la sustitución de impuestos tradicionales por un impuesto único, el catastro, que gravaba en proporción a la capacidad económica de cada contribuyente. Propuso también la reducción de la subvención económica por parte del Estado a las Cortes y al ejército. La oposición de la nobleza hizo que se abandonase el proyecto.
  • La creación del Giro Real en 1752, un banco para favorecer las transferencias de fondos públicos y privados fuera de España. Así, todas las operaciones de intercambio en el extranjero quedaron en manos de la Real Hacienda, lo que beneficiaba al Estado. Se le puede considerar el antecesor del Banco de San Carlos, que se instituyó durante el reinado de Carlos III.
  • El impulso del comercio americano, que pretendió acabar con el monopolio de las Indias y eliminar las injusticias del comercio colonial. Así se apoyaron a los navíos de registro frente al sistema de flotas. El nuevo sistema consistía en la sustitución de las flotas y galeones para que un barco español, previa autorización, pudiera comerciar libremente con América. Esto incrementó los ingresos y disminuyó el fraude. Aún así, este sistema provocó muchas protestas en los comerciantes del sector privado.
  • La modernización de la marina. Una poderosa marina era fundamental para una potencia con un imperio en ultramar y aspiraciones a ser respetada por Francia y Gran Bretaña. Para ello, Ensenada incrementó el presupuesto y amplió la capacidad de los astilleros de Cádiz, Ferrol, Cartagena y la Habana, lo que supuso el punto de partida del poder naval español en el siglo XVIII.
  • Las relaciones con la Iglesia, que fueron muy tensas desde los inicios del reinado de Felipe V a causa del reconocimiento del archiduque Carlos como rey de España por el Papa. Se mantuvo una política regalista que perseguía tanto el objetivo fiscal como político y cuyo logro decisivo fue el Concordato de 1753. Por éste se obtuvo del papa Benedicto XIV el derecho de Patronato Universal, que supuso importantes beneficios económicos a la Corona y un gran control sobre el clero.
  • Florecimiento cultural con la creación en su reinado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752.

[editar] La política exterior de Carvajal

Durante la Guerra de Sucesión Austriaca y la de los Siete Años, España reforzó su poderío militar.

El principal conflicto fue el enfrentamiento con Portugal por la colonia de Sacramento, desde la que se facilitaba el contrabando británico por el Río de la Plata. José de Carvajal consiguió en 1750 que Portugal renunciase a tal colonia y a su pretensión de libre navegación por el Río de la Plata. A cambio, España cedió a Portugal dos zonas en la frontera brasileña, una en la Amazonia otra en el sur, en la que se encontraban siete de las treinta reducciones guaraníes de los jesuitas. Los españoles tuvieron que expulsar a los misioneros jesuitas, lo que generó un enfrentamiento con los guaraníes que duró once años.

El conflicto de las reducciones provocó una crisis en la Corte española. Ensenada, favorable a los jesuitas, y el padre Rávago, confesor del Rey y miembro de la Compañía de Jesús, fueron destituidos, acusados de entorpecer los acuerdos con Portugal.

[editar] Últimos años

En agosto de 1758 falleció la reina Bárbara en Aranjuez tras una larga agonía, lo que produjo un agravamiento en la salud del rey (los reyes estaban profundamente enamorados), hasta llegar a un alto grado de locura.[3] Se recluyó en el castillo de Villaviciosa de Odón hasta su muerte, ocurrida en 1759, justo al año de la muerte de su esposa. Sus restos mortales descansan junto con los de su mujer en la Iglesia de Santa Bárbara de Madrid (parte del antiguo Convento de las Salesas Reales), en un mausoleo diseñado por Francesco Sabatini y labrado en mármol y pórfido por Francisco Gutiérrez Arribas. Fue sucedido por su medio hermano, Carlos III, hijo de Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio, al no tener descendencia propia.


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Felipe V

(Versalles, Francia, 1683-Madrid, 1746) Rey de España (1700-1746). Segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y de María Ana Cristina de Baviera, fue designado heredero de la Corona de España por el último rey español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II. La coronación de Felipe de Anjou en 1700 supuso el advenimiento de la dinastía borbónica al trono español.

En su primera etapa, el reinado de Felipe V estuvo tutelado por su abuelo, Luis XIV de Francia, a través de una camarilla de funcionarios franceses encabezada por la princesa de los Ursinos. Esta circunstancia indignó a la alta nobleza y la oligarquía españolas y creó un clima de malestar que se complicó cuando el archiduque Carlos de Austria comenzó a hacer efectivas sus pretensiones a la Corona española, con el apoyo de los antiguos reinos de la Corona de Aragón, pues los catalanes mantenían su resentimiento hacia los franceses a raíz de la pérdida del Rosellón y la Cerdaña transpirenaicos.

Tras contraer matrimonio con Maria Luisa Gabriela de Saboya, Felipe marchó a Nápoles en 1702 para combatir a los austriacos. Poco después regresó a España para hacer frente a los ataques de la coalición angloholandesa que apoyaba al archiduque austriaco y que precedieron al estallido de la guerra de Sucesión en 1704. El largo conflicto internacional adquirió en España un carácter de guerra civil en la que se enfrentaron las antiguas Coronas de Castilla y Aragón.

En 1707, la situación se tornó crítica para el soberano español, dado que, si bien había obtenido algunas victorias importantes, perdió el apoyo de Luis XIV, quien hubo de retirarse de la contienda a raíz de los reveses sufridos en el continente. Sin embargo, al margen de las alternativas en el campo de batalla, la muerte del emperador austriaco José I y la coronación del archiduque pretendiente como Carlos VI de Austria en 1711 dieron un vuelco radical a las cosas.

Si el origen del conflicto había sido el peligro de una unión de Francia y España, a pesar de la cláusula que lo impedía en el testamento de Carlos II, la nueva situación dio lugar a que británicos y holandeses dejaran de apoyar a Austria, también por razones geoestratégicas, y negociaran con España los tratados de Utrecht, de 1713, y de Rastadt, del año siguiente, por los que Felipe V cedía su soberanía sobre los Países Bajos, Menorca, Gibraltar, la colonia de Sacramento y otras posesiones europeas, al tiempo que renunciaba a sus derechos sucesorios en Francia, a cambio de lo cual era reconocido como rey de España.

Los catalanes, que entretanto habían proseguido la guerra en solitario, capitularon finalmente en 1715. El monarca emprendió entonces una profunda reforma administrativa del Estado de carácter centralista, cuyas líneas más significativas fueron el fortalecimiento del Consejo de Castilla y el Decreto de Nueva Planta de la Corona de Aragón, por el que disolvía sus principales instituciones y reducía al mínimo su autonomía.

Tras enviudar, casó enseguida con Isabel de Farnesio, quien se convirtió en su principal consejera y, tras apartar al grupo francés, tomó las riendas del poder con el propósito de asegurar el futuro de sus hijos, Carlos y Felipe. A través del cardenal Alberoni, promovió las campañas de Italia y de los Pirineos con la intención de recuperar los territorios perdidos a raíz de la guerra, pero la intervención británica impidió su propósito.

En 1723, a la muerte del regente francés, Felipe V abdicó en favor de su hijo Luis con la esperanza de reinar finalmente en Francia. Sin embargo, la muerte de Luis I ese mismo año a causa de la viruela lo llevó de nuevo al trono español. Esta segunda etapa de su reinado estuvo señalada por el avance de su enfermedad mental y el control que su esposa ejercía sobre los asuntos del reino. Las guerras de Sucesión de Polonia y Austria originaron los pactos de familia con Francia de 1733 y 1743, que clarificaron el futuro de los hijos de Isabel de Farnesio, al asegurar al infante Carlos el trono de España y al infante Felipe el Milanesado, Parma y Plasencia. La ocupación de este territorio suscitó el bloqueo naval por parte de Gran Bretaña, cuyas graves consecuencias económicas para España no llegó a ver el rey Felipe.